No sueltes el timón, ¡tu lenguaje determina tu victoria! Dios nos instruye enseñándonos que la lengua es tan pequeña como el timón en un barco; y cuánto daño, o cuanto beneficio podemos dar y recibir a través de èl. ¡Es impresionante! (Proverbios18:21, Santiago3:5)

Un barco es dirigido correctamente rumbo a su destino final, a través de este pequeño timón, así nuestra vida, es conducida atinada o equivocadamente a través de creer y caminar sabiamente hacia los objetivos trazados por Dios para lograr excelencia en lo que emprendemos.

El que dirige un barco debe aprender a escuchar las indicaciones precisas para navegar correctamente, debe ser entendido de las señales del alto mando que envía instrucciones precisas, aún sabiendo qué hacer en momentos críticos que se presenten en la travesía. Ese alto mando es Dios quien a través del Espíritu Santo, promete inspirarnos con sabiduría de lo alto, para lograr lo mejor, cuando lo creemos y declaramos no solo de palabra, sino con una congruencia en nuestro estilo de vida. (2aTimoteo3:16-17, Juan16:13)

Tengamos confianza en Dios; El Espíritu Santo nos enseñará y recordará lo que debemos hacer a través de buscarle de todo corazón.
Atrévete a ser congruente en lo que crees, caminando con firmeza y sin desmayar en lo que Dios ha planeado para ti. No sueltes el timón, aférrate a la palabra, y avanza con Jesús

OREMOS: Mi Padre Dios, Ven y limpia de mi toda inspiración incorrecta, impacta y dirige mi vida con tu poderoso lenguaje, convirtiéndolo en un dócil y obediente timón que disfruta sin cuestionamiento tu dirección. Que mis palabras sean tu instrumento de sanidad restauración y transformación a donde quiera que me lleves, Estoy en tus manos Amén.